Dejé de
soñar con la preciosa mujer de ojos claros. Fingía haberlo olvidado, aunque todos los dias pensaba en ello. Tenía miedo, más bien;
estaba horrorizada. ¿Qué se hace cuando te encuentras a una mujer con la que has
soñado durante meses, y sabe tu nombre a pesar de que no la has visto nunca? Lo
peor, es que se supone que yo me la he inventado... Pero supongo que ahora he de buscar otra explicación lógica, aunque esta, nunca haya existido...
Sonó el teléfono, Jade (a cuarenta
centímetros de este) lo miró, y siguió con lo suyo: ver la televisión.
-Jade...-le dije.
Me miró, pasó de mí, y volvió a su
pantalla.
Se le veía aburrida, tanto, que miraba
la televisión para fingir que se divertía, aunque la única que se lo creyera
fuera ella.
Después de la vaga de Jade, se oyó a
mamá:
-¡Coged el teléfono!
Sin más remedio, fui a cogerlo:
-¿Si, diga?
-¡Hola!-respondió una voz cortada.
Era una voz algo ronca, como si estuviera
afónica, pero no lo estaba. Sabía diferenciar estas voces.
Jade tiene amigas así, así que le pasé
el teléfono.
-Es para ti.
Cogió el teléfono:
-Jade al teléfono.-respondió desganada.
-¿Jade? ¡Oh! ¡Ya sé! La hermana de
Amber, ¿verdad?-Oí des del otro lado del teléfono.
-Así es. Oye, ¿te conozco?
-No, supongo...-dijo la “anónima”
personita.
-¿Qué es lo que quieres?
-Solo hablar con Amber... ¡Pero todavía
no comprendo porqué lo hacéis todo tres veces más complicado!
Mi hermana me pasó el teléfono.
-¿Hola?-le dije extrañada.
-¿Y ahora quién narices eres?-replicó furiosa.
-A-Amber...- Tartamudeé asustada por su genio.
-¿Se puede saber porqué os vais turnando
el teléfono?
No respondí a esa pregunta.
-Es igual... Mi nombre es Kelly, Kelly Brook.
-Hola Kelly Brook, yo soy A...
-Amber Jhonson, lo sé.-me interrumpió.
Otro silencio.
-¿Qué es lo que quieres Kelly?-le
pregunté asustada.
-Un periquito, pero ese no es el caso.
No esperaba esa respuesta, la verdad.
-Oye, sé que no me conoces, pero he de
hablar contigo...-Me dijo.
Ella también parecía algo asustada, pero
sabía de lo que hablaba.
-Está bien.-le dije, aunque muy
insegura.
-Mañana a las diez en punto, en la
cafetería. La de enfrente de la tienda de animales. ¿Sabes cual es?-Me dijo
ella.
-Claro. “Chocolat de la Normandie”.
Era la cafetería en la que siempre nos
veíamos Lucie y yo.
-¡Esa misma!-me dijo alegre.
-Bueno Kelly, te veo mañana.-le dije yo.
-Adiós Amber.
Colgué el teléfono. Kelly parecía ser
buena persona, me caía bien. Pero eso no me quitaba el miedo.
Antes de nada, fui a activar el
despertador. Uno no se puede fiar del cansancio.
Tenía miedo, pero más aún curiosidad. A pesar
de su voz ronca, ella era muy “happy”.
El despertador no cumplió su función,
pero era tanta el ansia que tenía, que a las siete de la mañana ya estaba en
pié.
Me hice un moño en el pelo, como los de
ballet, pero sin los pelos tan estirados que parece que te estén torturando...
El mío era más bien algo desordenado. Me gusta como queda. Me puse mi perfume
de flores de azahar.
Llegué a la cafetería a las nueve y
cincuenta y seis.
-¡Amber!-era la voz del teléfono.
Miré hacia la calle de en frente, de donde
provenía la voz.
-¡Amber! ¡Aquí!-siguió.
Entonces vi una niña que gritaba mi
nombre, y saludaba con la mano en alto.
No me la imaginaba así. Era algo más
alta que yo; pelirroja, llevaba dos trenzas; con la cara llena de pecas, en la
nariz y debajo de los ojos; vestía con medias de color, y un vestido de estilo
vintage.
Se acercó a mí.
-¿Eres Kelly?-le pregunte mirándola
curiosa.
-Sí. ¡Entremos! Me muero de hambre...-me
dijo con mucha confianza.
Entramos, y nos sentamos.
-¿Cómo supiste quién era?-le pregunté.
No respondió.
-Amber, voy a ir al grano. Sé que
soñaste con una mujer. Y que luego la viste, y... que ella también sabía tu
nombre.
Me quedé de piedra, peor: de hielo; y
ahora me estaba derritiendo.
-No eres la única.
-¿No soy la única qué? Además, eso solo
fue una casualidad Kelly...-le dije furiosa. Hacía tiempo que no hablaba de eso.-¡Además! ¿Tú cómo lo sabes?
-Tienes un don, puedes llamarlo así.-siguió
ella.
-¿Un don?-me empecé a agobiar.
-Yo también lo tengo, y muchísima más gente
que conocerás.
No entendía lo que me decía, estaba
confusa.
-Amber, sueñas con personas que
necesitan tu ayuda.
-¿Hablas de la bibliotecaria?
-Ella ha sido tu primera persona.-me
explicaba.
-¿Me estás diciendo que soy un recurso?
-No...-contestó riendo.
-Sueñas con personas, que necesitan tu
ayuda, yo con gente que necesita la mía, y así succesivamente... -siguió.
Empecé a creerla, en realidad era
emocionante, pero el miedo lo ocultaba...
-Y tu... ¿Cómo conoces a todas estas
personas que me dices?
-Estoy en una escuela, todos lo estamos.-me
informó.
-Todos los que tenemos este “don”, vamos
allí, y vivimos allí, tanto adultos, como niños. Y cuando aprendemos a
dominarlo marchamos.
-¿Y no ves a tu familia?-le pregunté.
-No.
Sabía que me estaba diciendo con
indirectas que yo también iría a esa escuela. También sabía que Kelly no
adivinó que yo tenia ese "poder"...
-Tú no has venido aquí para decirme solo
eso ¿verdad?
Un momento de silencio, pero respondió
a continuación:
-Me envía la S.R...
-¿La qué?-le pregunté muy extrañada.
- Sueños hechos Realidad, ¿irónico verdad?-.Es
la escuela de la que te hablo. Nos
tienen a todos controlados, bien, no nos espían, pero saben cuantos sueños de
los que te digo hemos tenido, y a qué fecha y hora los hemos tenido.
-Por lo tanto...-dije yo, empezando a
comprender mi realidad- También saben a cuantas personas hemos ayudado.
-Exacto.
-Entonces... Me estas diciendo que... Iré a esa escuela, ¿verdad?
-Creo que ya sabes la respuesta...